Experiencia PAES: Ingeniero con corazón de profesor
Diego Inostroza entró con honores a Ingeniería Civil en la UC y no olvida lo que vivió durante su proceso escolar
Con un 7 como nota promedio de toda su enseñanza media, Diego Inostroza cargaba con todas las expectativas de obtener un súper puntaje en la PAES. Como 6 compañeros suyos en el TEI, alcanzó los 1.000 puntos en matemáticas, lo que en su caso le permitió entrar en el lugar número 20 a Ingeniería Civil en la Universidad Católica. Lo explica con la máxima claridad y humildad en la convivencia que el colegio realizó con los alumnos de su generación para conocer sus experiencias. Lo explica con humor también, ya que Diego está lejos de ser un joven grave. Al revés, con modos elegantes se toma el tiempo para saludar y conversar con todos los que se acercan a felicitarlo, profesores, compañeros de otros cursos.
“Yo vengo del mejor curso, el más bonito, el B, que son los más simpáticos, aplicados. Los demás ahí nomás”, bromea.
Lo que más asoma en Diego es su gusto por volver al lugar al que llegó en pre kínder, por allá por el año 2009.
“Quise mucho a mi curso. El colegio es el lugar donde uno disfruta ser un cabro no más. Si se complementa bien con las notas, estás encaminado. Y no tiene que ser un 100 por ciento una cosa o la otra. Tiene que haber un balance.
-¿Cómo viviste el cuarto medio?
-Cuarto es un año muy bonito. Aparece la nostalgia y es muy brutal. Hay ceremonias y eventos, y el despedirse del cariño de tus compañeros. Son tus amigos, las mejores amistades que tendrás en tu vida. Por ejemplo, tengo a un gran amigo que conocí desde básica, Tomás Palau, y le debo mucho a él por eso de las experiencias de vida. Y es lo que más extraña del colegio, porque después en la universidad uno toma caminos distintos.
-¿La PAES fue como pensabas antes de enfrentarla?
-Más que nada hay que aprender a adaptarse. Hay que aprender que lo que lo que uno ve en el colegio no se pregunta de la misma manera, como una prueba escolar. Diría que es más general. Fue el colegio el que me ayudó a adaptarme, y me ayudó haber ido a preuniversitarios después. Te enseñan a hacer el swuitch, que es lo más complicado, porque puedes tener buen rendimiento en el colegio y todo, pero la PAES es distinta. Hay que aprenderse el formato y la manera es practicar.
-¿Qué influyó más en ti de parte de los profesores del colegio?
-Yo tuve un lazo fuerte con los profesores. De hecho, una de mis vocaciones más grandes es la pedagogía, y hacer clases. Incluso tengo un preuniversitario que está en formación. Hago clases en un preuniversitario en la Católica, y siempre me dediqué a hacer clases porque tuve muy buenos profes que me inculcaron ese sentimiento, de que es bacán enseñar a la gente, que mejore en ciertos ámbitos y entender lo que les cuesta aprender. Rescato a Cristián Espinoza, a Patricio Bissieres, a Soledad Ibaceta, que son profesores que me marcaron y me hicieron ver la pedagogía, algo que yo tendré que sí o sí hacer en el futuro.
-¿Descubres esa vocación ayudando a tus compañeros a estudiar?
-Sí, uno parte ayudando al compañero. Y si uno tiene buena voluntad, obvio. Después descubrí que explicaba bien. Y eso es clave, descubrir tu vocación más allá de elegir una carrera. Elegí ingeniería porque siempre pensé en pedagogía. Y antes también pensé en las humanidades, es decir algo no relacionado a las matemáticas, como estudiar derecho. Pero decidí por Ingeniería porque me gustaba estudiar y era aplicado en el tema. Mi motivación es hacer clases en el colegio, en la universidad, de Matemáticas, ingeniería y física. Por eso decidí sacar la ingeniería y desde allí transformarlo después en algo más social con la enseñanza. Actualmente con un amigo, también del colegio, Benjamín Hernández, estamos haciendo un preuniversitario que se llama Matelímite.cl y hacemos clases, contenidos en redes sociales, subimos ejercicios, hacemos material, y también realizamos clases particulares mediante ese medio. Ha sido bacán. Y en la pastoral de la Universidad Católica estoy haciendo clases de física para un curso de cuarto medio.
-¿Cuánto influyó tu familia en esta elección?
-En mi familia no conozco a nadie que sea matemático. Excepto un tío. Mis papás son humanistas, son abogados. Algo importantes es aprender a despegarse de la idea que tiene la familia de lo que se tiene que estudiar. Existe esa presión, que te ponen expectativas. A mí me pasó al revés. Mis dos papás abogados no me recomendaban mucho estudiar esa profesión. Tiene que ver con desapegarse con esas obligaciones y ver qué es lo que le gusta a uno. Y así yo encontré ese camino.