La hazaña de Juan Cristóbal Villanueva

En el pódium de partida, y a punto de lanzarse al agua, Juan Cristóbal Villanueva escuchó por el parlante el récord escolar de los 50 metros libres.

“29,65 segundos”, dijo el locutor en el Stade Francais, como es la costumbre en cada competencia de la final nacional de natación Copa Soprole, cuando se anuncia la marca vigente y el nombre y colegio de quien la haya logrado.

Muy pocos sabían también que esa piscina era la misma en la que el representante del The English Institute, había empezado a nadar desde que nació, así que cuando partió la carrera, Juan Cristóbal simplemente se encendió y avanzó como un relámpago hasta alcanzar la orilla. En un respiro, ya había ganado con claridad. Entonces salió tranquilo del agua y esperó a ver lo que diría el cronómetro oficial.

28,88 segundos fue el veredicto y la nueva marca escolar en la categoría Infantil. Con ese récord, el alumno del Sexto D comenzaba una jornada inolvidable, porque más tarde le tocaría vivir la misma experiencia, pero en el estilo mariposa.

“Había preguntado por el récord de mariposa unos minutos antes, así que cuando lo anunciaron, me lo sabía”, cuenta Juan Cristóbal, quien se lanzó con la misma energía sobre el agua para batir y devorarse por lejos los 34,66 segundos. Aquí, la diferencia fue mayor, porque redujo la marca a 31,60 segundos.

“En el caso de los 50 metros libres tenía el récord en la mente, pero no estaba 100 por ciento seguro de que lo iba a romper. Pero me motivé y lo logré.  En el de mariposa, que sí me lo sabía, cuando estaba en el lugar de la partida pensé que lo podía batir, y lo pasé por bastante”, recuerda.

El significado de esta actuación era amplio y absoluto aquel sábado 4 de noviembre. En una competencia que reunía a 300 participantes y representantes de 80 colegios de todo Chile, Juan Cristóbal había logrado dos récords en el mismo lugar donde comenzó todo.

A la piscina del Stade Francais llegó siguiendo a su hermano mayor, Vicente, cinco años mayor, y que ahora, en noviembre, participó en los Juegos Panamericanos representando a Chile con solo 16 años.

Juan Cristóbal abrazó la natación como su máxima pasión y así lo dio a conocer este mismo año cuando llegó al TEI. Por viajes de su familia, había estado un par de años en Estados Unidos y al volver se matriculó en el Colegio Mayor, en Peñalolén, donde estudió hasta quinto básico. Su madre, Alejandra, cuenta que con tanto cambio, no quería moverse otra vez de colegio, pero Juanki, como le dicen en su casa, se encantó apenas llegó al TEI.           

“Entré este año y ha sido muy buena la experiencia. Encontré buenos amigos, buenas personas. Sexto D, es un muy buen curso. Los profesores me apoyan bastante también, porque entreno de lunes a viernes, dos horas cada tarde, de 16.30 a 18.30”, resume, sin olvidar la importancia de su entrenador en el Stade Francais, Marco Burgos, quien los prepara todos los días para estos desafíos.

Sobre sus referentes y su horizonte en la natación, Juan Cristóbal también tiene muy clara su respuesta.

“Tengo mis ídolos. Mi hermano, por supuesto, y también Eduardo Cisternas (récord chileno en las Olimpíadas de Tokio), a quien conozco desde que soy chico. Él y mi hermano me han ayudado a motivarme, porque este deporte es muy exigente. Siempre pienso en cómo mejorar la técnica, la velocidad”, explica.

–¿Llegar a un Panamericano como lo hicieron ellos es un objetivo?

–Quiero llegar a un Panamericano, sí. Esa es mi meta.