Orgullosos por el “Programa de Inclusión 2024”
Claudia Melo, directora de Formación, aborda el alcance del renovado marco para acompañar a los estudiantes del espectro autista en nuestra comunidad.
Después de intensos meses de trabajo, The English Institute consolidó el Programa de Inclusión TEA. Luego de ser compartido con la comunidad de docentes y funcionarios durante las últimas campañas de capacitación, el 22 de octubre se presentó a los delegados de cada curso, iniciando su proceso de socialización.
Elaborado en coherencia con el Proyecto Educativo Institucional, y a propósito de la entrada en vigencia de la Circular 586, que imparte instrucciones relacionadas con la inclusión de estudiantes del espectro autista, el programa ha establecido nuevos criterios, procedimientos y orientaciones para acompañar todos los niños y niñas con necesidades educacionales permanentes.
Claudia Melo, directora de Formación, es parte fundamental en el equipo que dio forma al documento y aborda los alcances que tendrá ahora, que comienza la socialización con la comunidad.
“Es una gran tranquilidad tener este programa. Es algo que veníamos haciendo hace años y en este caso significa validarlo en el contexto de la nueva normativa”.
–La inclusión tiene una raíz histórica, desde que Carmen Barros creó el colegio Carmen Mc Phee.
–Ella tenía ese foco, desde la vocación. Por cierto, eran otros tiempos, el colegio era más pequeño, la directora conocía mejor a las familias. Se trabajaba desde el vínculo. En mis casi 30 años trabajando en el colegio he visto como la familia Mc Phee tenía desarrollada la mirada de inclusión, especialmente en una época en que nuestra sociedad era aún menos inclusiva. No era solo ofrecer un colegio bilingüe de calidad, sino que un colegio inclusivo desde la diversidad cultural familiar, personal, acogiendo las necesidades diferentes, con un mirada amplia de lo que entendemos por inclusión.
–¿Qué aspectos son centrales en el programa?
–Aborda de manera amplia la inclusión, pero podríamos señalar tres aspectos claves, que son los planes de acompañamiento, protocolo de desregulación y adecuación curricular. Por otro lado, también vamos desarrollando capacitaciones para los profesores. El que está en sala con los niños, el especialista, es el docente. Hay un trabajo mancomunado, con capacitación interna. Y el equipo, pensando en los más pequeños, tiene diversos especialistas. Hay una encargada de inclusión, Paula Fritis, quien coordina y ha estado a cargo de sistematizar lo que estamos haciendo.
–¿Cómo opera la adecuación curricular?
–Tiene que ver con cómo se ajusta la malla curricular de la planificación para las características de un niño. Es un trabajo muy de uno a uno, y que realizan las educadoras diferenciales que tenemos o la psicopedagoga según los niveles. Se va acomodando y el contenido lo va entregando el profesor de asignatura, según las necesidades del niño. Si necesita un trabajo más concreto, se va adecuando la experiencia de aprendizaje.
El plan de acompañamiento se comparte y complementa con los padres de cada estudiante, para luego socializarlo con el equipo docente respectivo.
–¿Cómo funciona el protocolo de abordaje para situaciones de desregulación?
–Es ajustado a la medida de cada niño. Se adecúa a quién lo va a abordar, dónde se va a trabajar, qué actividades se realizan, o si el apoderado tiene que hacerse presente. Hoy la ley TEA no es solo para los colegios, sino para todas las instituciones, y para los padres de niños con TEA está la posibilidad de salir de su trabajo. Por ley, un empleador no puede negar el permiso al padre o madre para salir de su trabajo, si el niño necesita su presencia. Esto hace más amigable la transición cuando el padre o madre está presente.
–¿Este es un programa que se va ajustando a la experiencia?
–Sí, lo que se construye ahora es en base a la experiencia, más lo que la normativa presenta, pero con una retroalimentación. El programa es una parte, lo formal, lo que nos ordena, pero si no tenemos convicción, el programa sería letra muerta. Hay personas que están detrás, para ejecutar las acciones que están ahí señaladas, con el compromiso, con la vocación de los profesores, de sacar adelante un niño, de crear otro material, buscar otra forma de presentar la actividad. Y es algo que el sistema hoy apunta. El Diseño Universal de Aprendizaje, las siglas DUA, que es cómo los profesores debieran ir planificando de manera diversificada, según los estudiantes que tienen en sala.
–¿Cómo debería entenderse este programa por parte de toda la comunidad escolar?
–Lo más relevante del programa, más allá de la ley, o de los planes específicos es la mirada, las condiciones, las creencias, y es lo más importante de trabajar en la comunidad. Porque podemos tener un programa muy bien hecho, con todos los profesionales, pero si no trabajamos con todos los actores de la comunidad, la inclusión real no existe. Todos debemos tener una mirada de que cada niño merece las mismas oportunidades. Justicia no es igualdad, porque un niño que tenga algo distinto, no significa que sea injusto para los otros, porque es al revés. Es injusto para una persona que necesita silla de ruedas que no haya ramplas, pero construir una rampla, no significa que perjudico a otro por hacerla. Si hay un ascensor, aunque no lo voy a usar nunca, no me afecta.
–¿El programa de Inclusión se enfoca más en los cursos más pequeños?
–Tenemos niños TEA en todos los niveles, y hemos ido aprendiendo durante los años cómo trabajar con ellos. Hoy es algo más conocido y existe una apertura. Hemos graduado niños con TEA de cuarto medio. Hay una diferencia con las familias más jóvenes a diferencia de las anteriores, que tenían más temor, negación. Incluso hoy tenemos niños que ellos mismos descubren su diagnóstico y se acercan y dicen Miss yo creo que soy TEA porque estuve investigando y mire, tengo esto y esto. No lo he hablado con mis papás y ahora lo voy a hacer. Ahí se maneja un equilibrio hasta dónde involucrarse con temas tan privados de cada niño en cada familia, y orientar a los padres.
–¿Cómo ve al equipo del colegio para afrontar este programa?
–El equipo se ha terminado de robustecer, porque ya venía creciendo desde hace tiempo. Prácticamente hay un sicólogo cada dos o tres niveles, y contamos con 14 sicólogos en el colegio. Hay una sicóloga que ve Play Group y kínder, otra que ve kínder y primero, otra que ve de segundo a cuarto. Hay una de quinto a séptimo, otra de séptimo a octavo y primero. Y otro que ve tercero y cuarto medio. Son los sicólogos de ciclo. Pero además hay 4 de convivencia escolar, también por ciclo. Y otra sicóloga que ve equidad de género. Además, hay 3 sicopedagogas, 2 educadoras diferenciales, una de terapia ocupacional y la encargada de inclusión. Y un orientador en enseñanza media.
–¿Qué pasa con la infraestructura?
–También están los espacios. Tenemos una sala especial para los niños que están en programa, no todo el día, pero en momentos, por situaciones conductuales, emocionales o pedagógicas. Para hacer una actividad. Está el patio sensorial, que se ha implementado de a poco. Ahora se levantó el huerto, que no es solo inclusión, pero es una forma de que los niños se relacionen con el medio. Este es un punto importante, porque el punto álgido de los niños con TEA es cómo se van vinculando con el medio. No es solo que se adapten y entren al sistema. Lo más central no es mantenerlos en el sistema, sino que los niños se beneficien del sistema, que tenga las adecuaciones. Que el sistema escolar sea para que ese niño se beneficie y aprenda en ese sistema. Esa es la verdadera inclusión.
Puedes revisar el Programa de Inclusión aquí.